Gracias!
Este domingo que
pasó, (28 de junio), correspondía el Evangelio de la mujer que tocó el manto de
Jesús y la mano tendida que animaba a levantarse a la hija de Jairo! Durante la
Misa vespertina del sábado y la dos que celebré el domingo por la mañana, omití
leer la parte de “la mujer que tocaba el manto de Jesús…” y ahora mirando para
atrás veo, que mi madre, quien falleciera ese mismo domingo por la tarde, es
quien le tocó el manto a Jesús y partió con Él.
Desde que
falleció Rosita, estoy viviendo momentos de muchas emociones, escuchando a
quienes me saludan y sobre todo dejándome abrazar fuerte, la palabra más
escuchada es “fuerza” y me la dan con cada abrazo. Poco a poco estoy empezando
a poder expresar algunas palabras, ante las muestras de afecto y cariño, la más
repetida es “gracias”, pero sobre todo trato de escuchar… Contemplar.
Y gracias es lo
que le digo a mi madre por haberme dado la vida y haberme sujetado durante
estos últimos 13 años a su lado para entregarme, sabe Dios, cuánto amor y
aprendizaje!
Gracias a los
Oblatos por permitir que Rosita, viviera en una comunidad oblata. Gracias a
todos los oblatos que compartieron la vida comunitaria en estos años, como a
cada oblato de la provincia, tanto de Chile como de Argentina, y ¡más allá…!
que cada vez que teníamos la oportunidad de comunicarnos, siempre esta la
pregunta cordial y familiar: “cómo está tu mamá?” siento una deuda enorme de
gratitud a la congregación de los Misioneros Oblatos!!!
¡Gracias a los
amigos y amigas que forman parte de nuestras comunidades oblatas! Comenzando
allá por el 2003 cuando mi mamá se vino a vivir en la casa juvenil de Virrey
del Pino, cuántos recuerdos ella guardaba de esos años, generosos al visitarla
y cuidarla en mis ausencias! Luego siguiéndome, se vino a Madre de Dios, en la
Capital, allí también fue rodeada de cariños y afectos… y estos últimos 8 años
y medio, aquí en Carrodilla, nuestro terruño, donde están mis raíces,
familiares, culturales y religiosas!!!
Innumerables
hermanos y hermanas que estuvieron a su lado para lo que necesitara, en las
buenas y en las malas, en mis salidas y mis cansancios, jóvenes y adultos, cada
uno haciendo lo mejor que sabía hacer, a su lado se sentían, hermanos, hijos,
nietos…
Cuánta gratitud
a cada uno, que le brindó su afecto y cariño en expresiones concretas, de esas
que habla el Evangelio en el “Buen Samaritano” o en Mt. 25!
Gracias a mi
hermano Ramón y su esposa Adriana, Martín Noelia y Gaby, sus tres nietos…
Aunque nuestra madre se apegó a mí, y mi lugar de misión, como familia siempre
estuvimos juntos, atendiéndola y rodeándola de cariño.
Y por último en
este relato quiero expresar mi gratitud al P. Omar Friedrich OMI, como oblato y
amigo, quien estuvo presente aquí en Carrodilla, en nombre de todos los
oblatos. Su presencia, sus oraciones y sus palabras, las he vivido y muchos así
lo expresaron, como un “paso sanado por Carrodilla” en este momento tan
particular.
Lo dije varias
veces, pero lo quiero repetir… ¡Gracias!
P.
Tony OMI – Carrodilla, Mza., 30 de junio de 2015.
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