APÓSTOL DE LESOTHO
(ÁFRICA DEL SUR) 1831-1914

Su fiesta se celebra el 29 de mayo
Carlos Juan José Gérard nació en Bouxières-aux-Chênes, diócesis de Nancy, región de Lorena (Francia) el 12 de marzo de 1831. En 1844 entra en el seminario menor de Pont-à-Mousson y en 1849 pasa al seminario mayor de Nancy. Atraído por el ideal misionero, llama a las puertas de la Congregación de los Oblatos e inicia el noviciado en Notre-Dame de l'Osier el 9 de mayo de 1851. Al año siguiente hace su primera oblación (profesión religiosa) y concluye sus estudios eclesiásticos en el seminario mayor de Marsella.
África como meta
En 1853 el Cardenal Prtefecto de Propaganda Fide (la actual Congregación para la Evangelización de los Pueblos) lanza una lamada apremiante a la joven Congregación misionera. Quiere confiar a los Oblatos la evangelización del África Austral y les confía el Vicariato Apostólico de Natal. El Fundador recluta rápidamente un equipo de misioneros. A falta de un número sufinciente de sacerdotes, ordena diácono a Gérard el 3 de abril de 1853 y lo enrola en ese grupo. Un mes más tarde, el 10 de mayo, parte con el equipo pionero para África del Sur. Salen desde Marsella en barco de vela. La nave andará a la deriva, de Brasil a Isla Mauricio. Finalmente, tras 8 meses de azarosa travesía, arriban a las costas del Cotinente africano. Llegan a Durban, el 21 de enero de 1954. El 13 de febrero el joven diácono recibirá la ordenación sacerdotal de manos de Mons. Allard, O.M.I., superior de la misión y Vicario Apostólico, en Pietermaritzburg. Los misioneros se desviven en vano por interesar a los zulúes en la doctrina cristiana.

Apostolado fecundo en Lesotho Tras diez años de labor sacrificada e infructuosa, en 1862 se dirigen a Basutolandia (actual Lesotho). El P. Gérard, con el arte de "hacerse uno", se grangea la confianza del rey Moshoeshoe I, padre de la Patria, y conquista el corazón de los basutos. ¿Su screto? "El mundo será de quién más lo ame y se lo demuestre". Su oración incesante ("el Padre se limenta de oraciones", comentaba su gente) y su caridad incansable harán el resto. A lomos de su "Artabán", sube y baja por los montes Maluti en busca de las familias en las aldeas, de los pastores por los campos... Su apostalado será de persona a persona. Así se fue roturando para el Evangelio ese País árido, es verdad, pero hermoso y atractivo, y los frutos no se hicieron esperar. Hoy Lesotho tiene una población mayoritariamente cristiana, abundan las vocacacones nativas y, gracias sobre todo a las primeras escuelas y a la universidad fundada por los misoneros, el analfabetismo es practicamente nulo.

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